La cultura generadora de moral

07.10.2019

CULTURA Y MORAL

La finalidad de la cultura ha variado a lo largo de la Historia de la Humanidad, aunque la cuarta acepción de este término en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua la define como: el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre.

En este sentido, cultura coincide con la educación intelectual y moral; es decir el hombre culto es el que participa de los más altos valores conservados por esta tradición de la sociedad; la cultura se asocia a la educación intelectual y moral.

El concepto de cultura ha oscilado como en un péndulo, entre dos concepciones diametralmente opuestas. Por un lado, la formación de la personalidad, lo que los latinos denominaron cultus ánima (cultivar el alma); y por otro, lo que el hombre realiza para dominar la naturaleza, modificar el ambiente y adaptarlo a sus necesidades, fines, intereses y valores.

De ahí se desprende que el sentido de la cultura es armonizarse o cultivar una naturaleza dada de antemano.

Sin embargo, para algunos sociólogos de los denominados modernistas el concepto predominante está basado en el interés del hombre por independizarse de la naturaleza animal para configurar lo verdaderamente humano.

Estos son los conceptos hermosos sobre cultura, que puede ser positiva o negativa dependiendo de la interpretación de la población o de las políticas que en este sentido aplique en Estado en cuestión.

De modo que si bien las expresiones artísticas, éxitos deportivos o profesionales, pueden ser parte de la cultura de una sociedad, también son los malos hábitos, el irrespeto, la violencia, corrupción y otras manifestaciones.

Como todo, la cultura tiene que evolucionar, es la ley de la naturaleza, pero en Ecuador, las cosas ocurren al revés y estamos inmersos en un proceso de involución en la mayoría de las manifestaciones de la gente, que al final de cuenta se convierten en expresiones culturales.

Hacer alarde de dinero o poder en cualquier estamento de la sociedad, sin justificar la procedencia, ya no es señal de preocupación, sino de admiración por el auditorio.

A estos no escapa la política, el deporte, comercio o religión, si de por medio hay algunos aportes para obras de bien social

Nicole R. - Blog de ÉticA
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